De la Evangelical Immigration Table estaré reflexionando brevemente sobre 40 pasajes provenientes de su estudio bíblico "Fui Extranjero . . . " que nos ayudarán a desarrollar una teología bíblica y personal, como también a pensar bíblicamente, sobre el controversial tema de la inmigración. 


PASAJE DIEZ: 

Números 15:15-16  NTV

 

El principio, ya no universal sino cósmico, de la justicia  y la equidad es que tanto israelitas como extranjeros son iguales ante el Señor y están sujetos a los mismos decretos y, no conforme, es un mandamiento perpetuo del Señor. Si Israel tenía, y la Iglesia tiene, a un Dios que no hace acepción de persona , ¿cómo entonces pudieran hacer acepción de personas quienes se identifican como pueblo de Dios bajo la Ley y también como Sus hijos de Dios bajo la Gracia?  El pecado es un cáncer espiritual que lo único que hace es dividir, separar, enemistar y matar. Ese cáncer es la razón de tantas divisiones discriminatorias y funestas entre nosotros los seres humanos, que descendiendo de un  sólo Dios y Creador, y descendiendo de una sola pareja parental como Adán y Eva, todavía somos capaces de discriminar entre nosotros mismos. Si la hermandad nacional y la hermandad cristiana no corrigen esa visión en quienes dicen a amar a Dios, entonces no hay esperanza alguna para este mundo. Debemos aprender, de verdad, el amor al prójimo como a nosotros mismos.


PASAJE NUEVE: 

Levítico 24:22   NTV

 

Una de las virtudes que debieran poseer todos los marcos legales es su equidad para con todo ser humano. Esto significa la menor existencia de discriminaciones posibles. La experiencia humana nos ha enseñado que hay dificultades que deben evitarse no por desprecio, odio, racismo, mala intención y cuantas otras malas actitudes sean posibles imaginar. Quiero pensar en las antiguas monarquías y las presentes democracias. Elegir a un gobernante a veces requiere asegurarnos que actuará en los mejores intereses de un país. “Usualmente” en una monarquía esto se daba por sentado ya que un futuro rey sería un descendiente de sangre y defensor de la familia monárquica como de su reino. En nuestro presente la democracia permite que cualquier individuo pueda ser electo presidente, y “usualmente” se prefiere un connacional y no extranjero por temor a la traición. Aunque algunas discriminaciones procuran la lealtad y seguridad, la historia nos enseña que nada es realmente seguro con el ser humano si éste no tiene temor de Dios, por tanto, nacional o extranjero valen si tienen ese temor a Dios que valorará el bien común y general de modo constructivo y verdadero.


PASAJE OCHO: 

Levítico 23:22

 

El PASAJE SEIS expresa una idea similar a este PASAJE OCHO. Pero en este OCHO quiero resaltar lo que no resalté en el SEIS, y es la referencia a los linderos o limites de los terrenos sembrados: “orillas de tus campos” o “en el borde del terreno”. En otras palabras, toda siembra que existiese en los límites externos o extremos de una propiedad sembrada debía dejarse sin tocar a fin de fuesen aprovechadas por los pobres y los refugiados. La mayoría de estas personas usualmente eran, y son, extranjeros o inmigrantes hambrientos buscando con que alimentarse. Dios cuida de ellos ordenando a Su pueblo vigilar que esas cosechas límites, o de los bordes de sus terrenos, fuesen dejadas intactas a fin de que pobres y refugiados pudiesen alimentarse satisfaciendo su hambre personal y hasta familiar, según fuese el caso. Cuanta preocupación de Dios por el inmigrante debe ser reflejada en quienes amamos a Dios y queremos amar y servir a nuestro prójimo. ¿Cuidamos así, nosotros y nuestros gobiernos, a quienes son vulnerables hoy?


PASAJE SIETE: 

Levítico 19:33-34

 

En el PASAJE CUATRO, Éxodo 23:9, hemos reflexionado sobre el termino “oprimir”, el cual no estaría demás volverlo a leer. Aquí se nos añade algo bastante dramático sobre los extranjeros: “trátenlos como si fueran compatriotas” (“como a un natural de vosotros”RVR60, “como israelitas de nacimiento”NTV, “como uno nacido entre vosotros”LBLA). Este es un mandato del Dios Todopoderoso a su pueblo, a sus hijos y, por ende, a todo aquel que se confiese cristiano. Muchas leyes inhumanas y gobernantes inhumanos son reflejo de la ausencia de Dios en la vida personal, social y nacional. Si con el extranjero somos indolentes y discriminantes no debemos esperar menos en el trato entre los connacionales o propios del país. Es por ello que Dios también ordena el amar a los extranjeros como a nosotros mismos, amar al prójimo. Los judíos pensaban que el prójimo era solo el connacional, por ello Jesús en su ocasión refirió la historia del buen samaritano quien sufriendo discriminación por los judíos amó a un judío robado y herido. Si hemos sido extranjeros debiéramos entender este pasaje sin mucha explicación, especialmente por amor a Dios.


PASAJE SEIS: 

Levítico 19:9-10

 

En un mundo caído, lamentablemente la riqueza es insostenible sin la pobreza. Para yo ser rico, honesta o deshonestamente, debo causar el empobrecimiento de una, varias o muchísimas personas. Las estadísticas usualmente nos dicen que son muchos los ricos y pocos los pobres. Por esta razón dijo a sus discípulos que “a los pobres siempre los tendréis con vosotros” (Jn12:8; Mc. 14:7), confirmando esta realidad como la realidad de un mundo, y su humanidad, caído en pecado. La experiencia de la migración muchas veces está inmersa dentro de esta pobreza material. En tiempos bíblicos, y en algunos casos modernos, la riqueza se evidenciaba no en la tenencia de dinero, y los bienes adquiridos con ese dinero, sino en la tenencia de tierras, cosechas y animales. Quien fuera rico y amase a Dios debía contribuir al alivio del hambre de pobres y extranjeros permitiendo que lo que cayese al suelo durante la cosecha se le permitiese ser tomado por esos pobres, huérfanos, viudas y extranjeros. En otras palabras, también se les daba acceso a esas tierras, “propiedad privada”, para tomar lo caído después o durante la realización de las cosechas. Esta práctica fue mandada  por Jehová (Yo Soy) el Señor tu Dios. ¿Cómo sería su aplicación en nuestros tiempos modernos? La bendición del que ha sido favorecido económicamente es poder bendecir al que no lo ha sido mostrando así su amor a Dios como al prójimo, y causando a veces mayor bendición para sí.


PASAJE CINCO: 

Exodo 23:12

 

Todos los seres humanos tienen necesidades espirituales, emocionales, mentales y físicas. El primero en saberlo y procurar su debida atención ha sido Dios mismo. Al dar los 10 Mandamientos a su pueblo incluyó  uno que atendía una necesidad muy importante, el descanso. Aunque Dios no es hombre para cansarse, él dio ejemplo de descanso cuando al terminar la creación dice que descansó el séptimo día. El ser humano no es una máquina. El humano necesita darle descanso a todo su ser. Al tener un día de descanso se benefician y restauran sus fuerzas mentales, emocionales y físicas. ¿Y lo espiritual? No es casualidad que, en ese día de descanso físico, Dios animara al descanso espiritual mediante una dedicación, de una porción del séptimo día, a la adoración y santificación de El. Nutriéndose de Dios mismo el hombre encuentra descanso para su alma o espíritu, de tal manera que desde su existencia espiritual también fortalece el resto de su existencia humana: mente, corazón y cuerpo. Así, todo ser humano, e incluso los animales, requiere de un descanso que Dios ha instituido para todos sin excepción. No respetar ese mandamiento es una violación a un derecho humano, y animal, como también una violación a un mandamiento divino de valor universal. Ah, por si acaso, este descanso incluye al inmigrante.


PASAJE CUATRO: 

Exodo 23:9

 

El diccionario bíblico Strong muestra que la palabra hebrea(3905) en consideración puede traducirse también como: “acosar, . . ., afligir, angustiar, apretar, impedir, oprimir, . . ., pegar.” Al pensar en cada palabra se construye un panorama amplio de cómo podemos “oprimir” al extranjero al presente. Dios demanda que Su pueblo viva en justicia exigiendo que nosotros no seamos la causa de tales males en la vida del extranjero. En nuestros días la inmigración nacional como la internacional se ha convertido en un  fenómeno social y, no pocas veces, de gran necesidad. Significa que muchos seres humanos hemos aprendido o estamos aprendiendo lo que significa ser extranjero. Eso debe conmover nuestro corazón ante quienes encarnan esta realidad, dándonos la oportunidad de obedecer a Dios amando a nuestro prójimo como a nosotros mismos. ¡Seamos bendición al inmigrante!


PASAJE TRES: 

Exodo 22:21

 

Una de las habilidades más fáciles para muchos seres humanos es olvidar su pasado de sufrimiento y sacrificio migrantes a fin de no sufrir las tristezas o recuerdos de aquellos momentos difíciles. El problema es cuando posteriormente, y ante tal olvido, nos convertimos de victimas en victimarios. Se me olvida la enseñanza bíblica de no hacerle a otros lo que no quiero que me hagan a mí. Pero ahora que estoy bien, que he progresado y mi pasado ha sido olvidado, comienzo a maltratar y oprimir al que ahora veo como extraño, extranjero, carga, problema, ilegal, peligro, pobre, etc., olvidándome que también aquel fue mi retrato antes de mi actual felicidad o comodidad. Esa actitud y actuación se constituye en pecado delante y en contra de Dios. Y lo más triste es que fueron aquellos momentos de dificultad los que más me acercaron a Dios y más me permitieron ver Sus cuidados y amor por mí, especialmente a través de otros que sí decidieron obedecer a la Palabra de Dios antes que a los hombres. La Palabra de Dios nos llama a no ser victimarios y ha practicar la misericordia que agrada a Dios, en especial con el inmigrante. Sobre todo recordemos que experiencias pasadas tienen un propósito de Dios en nuestras vidas. 


PASAJE DOS: 

Exodo 12:49

 

 Las leyes son un instrumento necesario para la convivencia social, la justicia y la paz. Ellas debieran hoy día reflejar el consenso de la sociedad si se desea el mayor apoyo y legitimidad posible. No basta con que los gobernantes las emitan sino que deben responder con el mejor interés y beneficio para todos. Nadie debe ser excluído y todos deben ser incluídos, muy particularmente el extranjero que siempre existirá en toda sociedad. El corazón del asunto es qué valores se reflejarán en esas leyes: egoísmo, racismo, odio, amor, indolencia, sensibilidad, libertad, represión, ateísmo, paganismo, cristianismo, etc. 

     Dios ordenó imparcialidad y justicia para las leyes que debieran ser redactadas dentro de Su pueblo. Esa imparcialidad y justicia sumadas al temor de y a Dios deben usualmente ser equitativas en su aplicación a todo ser humano, el cual es imagen de Dios y, en ocasiones, pueblo de Dios. Aunque la pertenencia "ciudadana" o no a una sociedad pudiera otorgar o requerir de algunos privilegios necesarios, otra vez, el temor de y a Dios debe reflejarse en tales leyes y su aplicación, mucho más si quienes la auspicia se dicen cristianos.


PASAJE UNO: 

Génesis 1:27-28

 

      Lo primero a considerar es que el sujeto que emigra es un ser humano que fue creado como  "hombre y mujer" y a su vez creado a la imagen de Dios. Esa imagen de Dios es lo que diferencia al ser humano de los animales pero también es lo que le da valor intrínseco en su existencia. Esa imagen de Dios demanda respeto y valoración. Aunque limitados, somos un reflejo de la deidad.

        Por otra parte, en este pasaje Dios comisionó al ser humano para poblar la tierra y dominar lo que hay en ella, indudablemente de manera constructiva o beneficiosa. Dice la Biblia que de Jehová es la tierra y su plenitud, como también todo lo que hay en ella (Sal. 24:1; 89:11), de modo que el concepto de propiedad privada queda en cuestionamiento ante el derecho absoluto de Dios. Es la propiedad privada, los límites, las fronteras, etc., inventivas humanas usualmente útiles para la convivencia. No son las únicas maneras posibles pero lo más importante es considerar la revelación de Dios para posicionarnos ante lo que necesitamos para nosotros y lo que necesitamos para el deber de compartir con otros.