¿Ecumenismo Religioso o Cristiano?

Reflexión Pastoral #3

 

Hace algunos años tuve la oportunidad de participar en unos encuentros que se dieron en el palacio de gobierno para conformar lo que se llamaría un Parlamento Interreligioso y cuyo propósito fundamental sería el de servir como una voz moral para la nación. El proyecto nunca se materializó entre muchas causas por la oposición del clero romano y por circunstancias políticas del momento. Pero mi concepción del ecumenismo hasta entonces era de un carácter más simple e inocente. En mi mente el ecumenismo era el esfuerzo de acercamiento y unidad espiritual que se estaba procurando entre las diferentes ramas o divisiones del cristianismo católico.[1] Pero mi mayor sorpresa fue encontrar en dichas reuniones para ese proyecto parlamentario la presencia de grupos religiosos NO cristianos.

 

Entonces comprendí la existencia a nivel nacional y mundial de dos tipos de esfuerzos ecuménicos: uno cristiano y otro religioso. Actualmente es el ecumenismo religioso el que tiene más aceptación social y hasta mayor influencia que el ecumenismo cristiano. Este famoso diálogo ecuménico interreligioso tiene como norma implícita que todos tienen la razón y, por tanto, nadie debe discutir sus diferencias religiosas con el otro. Es así que al reunirse cada quien es libre de expresarse según su religión pero en términos respetuosos a todos los presentes. Luego, los temas vitales de discusión son de tipo social, político, humanitario, etc. NUNCA deben exponerse temas con perspectiva religiosa sino con perspectiva social y públicamente aceptables.

 

Así, por ejemplo, la homosexualidad es un tema que debe enfocarse desde el punto de vista de la necesidad, sufrimiento y falta de comprensión a la comunidad homosexual, y luego, organizar todo lo que las religiones puedan hacer de manera conjunta a favor de ellos. Un pecado imperdonable es cualquier mención o sugerencia bíblica sobre el tema, al menos que sea expresado en los términos sociales y humanitarios de la Biblia. Por ejemplo, es pecado decir que Dios señala en la Biblia a la homosexualidad como pecado mientras es hermosísimo y espiritual decir que en Jesucristo no hay varón ni hembra y que nos ama a todos por igual.

 

Allí está el defecto fatal del ecumenismo religioso. Neutraliza la integridad del mensaje bíblico y cristiano al máximo posible. Otro resultado es que los líderes cristianos pasan de ser “pastores espirituales” a ser “activistas sociales.” Por su parte, la Biblia pasa de ser un libro de enfoque espiritual a un manual de temas humanistas; pero como es poco lo que la Biblia puede aportar en la segunda opción a una suciedad, perdón, sociedad postmoderna entonces su utilidad es mínima.

 

Hay que decir que Cristo no tiene absolutamente nada en común con Buda, Mahoma y otros personajes religiosos. Aunque hay algunas semejanzas en sus mensajes los objetivos son radicalmente diferentes. Por ejemplo, creo que en todas las culturas, como entre todas las personas, se considera algo hermoso a la niñéz, y los mensajes expresados sobre el tema son semejantes entre culturas y entre personas. Pero cuando vemos la realidad encontramos entre culturas y entre personas explotación infantil, maltrato infantil, pornografía infantil, etc. Lo que digo es que las religiones tienen que ver con mensajes pero Cristo tienen que ver con la transformación de las personas, y allí está la diferencia más sustancial entre el cristianismo y las demás religiones. Pueden encontrarse mensajes semejantes entre Jesús y Buda pero nunca jamás Buda puede hacer lo que hace Jesús de Nazaret hace hoy.

 

El ecumenismo religioso es anticristiano porque obliga a silenciar la predicación de la Biblia y su Evangelio, y además neutraliza la excelencia de la centralidad de Dios en la vida. Ese ecumenismo religioso distrae en cosas buenas como el humanismo pero desplaza la mira de cosas excelentes como el evangelio de Jesucristo. Lo primero es filosofía utópica lo segundo es transformación real.

 

Rev. Oscar Toledo

 

 

[1] Uso “cristianismo católico” para referirme a todas las confesiones de fe cristiana que su teología y doctrina se conforman a lo mínimo a los famosos Credos Ecuménicos (Apostólico, Niceno, Atanasiano y la definición de Calcedonia)

 

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