Existimos para Glorificar a Dios, Proclamar el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, y para Evidenciar la Obra del Espíritu Santo

“A la verdad, como éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado Cristo murió por los impíos. Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.” -Romanos 5:6-8

Una Iglesia Santa Católica y Apostólica

UNA IGLESIA

Yo les he dado la gloria que me distes, para que sean uno, así como nosotros somos uno: Yo en ellos y Tu en Mí

(Juan 17:22-23)

La unidad es una petición de nuestro Señor Jesucristo, y por ende su voluntad. Unidad en la diversidad, o como bien se dice: "En lo esencial unidad, en lo no esencial libertad, pero en todas las cosas caridad"

SANTA

Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella para hacerla santa

(Efesios 5:25b-26a)

La santidad es indispensable para con Dios. El es infinitamente santo y demanda de sus hijos santidad. La Biblia nos enseña que sin santidad nadie verá a Dios. Y el Señor nos recuerda en el Nuevo Testamento: Sed santo porque yo soy santo

CATOLICA

Y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén

(Lucas 24:47)

La universalidad del Evangelio es uno de los beneficios que hay en Jesucristo. La necesidad espiritual está en todo ser humano sin distinción alguna. Asimismo, Cristo está al alcance de todos. La palabra griega “católico” significa “universal,” de allí que la iglesia de Jesucristo es católica, porque está en todo el mundo. Y el mandato de Jesús es predicar a todas las naciones Su Evangelio.

APOSTOLICA

Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular

(Efesios 2:20)

Las grandes doctrinas de la Iglesia Cristiana fueron definidas por el ministerio de los Apóstoles de Jesucristo. Ellos, por guianza del Espíritu Santo, nos interpretaron la significancia de la vida, muerte, resurrección y ascensión de nuestro Señor Jesucristo, además de suplir con el ministerio apostólico las necesidades espirituales que surgieron en la naciente iglesia cristiana de entonces.

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